Después de dos años de la transformación de un proyecto en cooperativa aflora la necesidad de repensar algunos conceptos de su modelo de estructuración organizativa. Parece que algunas cosas no funcionan. Que la comunicación no fluye como debiera, que la información no es accesible, que hay cambios y no se viven por igual, etc. ¿Será que las expectativas ante lo nuevo que no se conocía, pero que generaba ilusión, eran muy altas y no se están cumpliendo?, ¿o quizás la realidad es que los canales no están estructurados?, ¿o que no somos activos para movernos en los espacios donde las cosas suceden?, ¿o que no es posible recibir si no hay interés en captar?
La reflexión siempre es pertinente, pero la vida nos demuestra que cuando ante lo desconocido que nos atrae, solemos crearnos escenarios teóricos que normalmente la vivencia real posterior nos muestra que no eran tan ricos como nos imaginábamos. Afortunadamente algunas veces, pocas, no es así.