Últimamente me estoy encontrando con diversas situaciones de empresas que quieren diversificar. Y esta diversificación se refiere a trabajar con clientes diferentes, a entrar en sectores no habituales, a presentar una oferta nueva, etc.
Y en todos los casos surge la pregunta de dónde se encuentran estas nuevas potenciales oportunidades. Y siempre la respuesta se reduce a decir que no se sabe. Cosa normal, por otra parte. Si se supiera ya se habría producido la diversificación.
¿Qué hacer entonces cuando existe la intención pero se desconoce el lugar?
Pues intentarlo, no queda otra.
Y el intento siempre está fuera de la organización, no dentro de ella. Es el exterior el que dará la respuesta o ayudará a conducir hacia ella, no las más o menos sesudas reflexiones que se hagan en una sala cerrada .
Por tanto, se trata de identificar con la mayor rapidez posible (días y no estudios de mercado) campos de experimentación y aprendizaje y, sobre todo, comenzar a emprenderlos. Posibilitar que entre un nuevo aire que permita visibilizar las cosas de modo diferente.
Este emprendimiento de posibilidades nos colocará en una nueva situación desconocida que aportará nuevas referencias para continuar ese camino o rechazarlo.
En una organización denominamos a esta forma de pensar, aplicable a otros procesos organizacionales, «desarrollar la teoría desde la acción» y no al revés.