A veces me observo defendiendo mi postura frente a la de otras personas y noto que más que plantear mis respuestas a lo que se dice, me dedico a labrar internamente el siguiente argumento para cuando pueda hablar. Así, mientras otras personas hablan, yo me escucho solamente a mí mismo.
En estas situaciones, me comporto como si en un diálogo se tratara solamente de presentar el desarrollo de mis argumentos, sin ni siquiera sostenerme en los argumentos que otras personas ofrecen. Formato presentación power point pero con interrupciones.
No avanzo sobre y desde los comentarios que se plantean, sino que me centro en mi discurso lineal sin incorporar interferencias de lo dicho por otras personas.
Y observo que además esta actitud genera una sensación de agresividad.
Entonces me doy cuenta de que no es dialogar, que mi papel no debe ser ese si realmente quiero llegar juntos a algún sitio. Y siendo un tanto egoísta, creo que esta forma de actuar tampoco me ayuda a convencer.
Va siendo momento de releer a David Bohm.