Dos organizaciones, una productora y otra elaboradora, crean una tercera conjuntamente para comercializar sus productos. Las tres sumadas dominan el proceso completo. Establecen sus modelos de relación, definen sus acuerdos y crean sus limitaciones. Cada una de ellas mantiene sus órganos de gestión y de administración. Se crea un consejo de administración para la empresa conjunta. Pero cada gerencia trabaja desde la óptica de su empresa buscando su óptimo local. La gestión del proceso global, lo que dio sentido al esquema, no lo gestiona nadie. Cuando pasado un tiempo se decide crear un espacio de gestión común que fomente lo global afloran los miedos, la sensación de fiscalización, etc. Esta fase de desconcierto, de inquietud, de desconfinza es necesaria para que emerja algo nuevo.