En los últimos meses estoy trabajando en más diez empresas de pequeña dimensión, entre las tres y las 9 personas. Sectores diferentes: mecanizado, madera, ingenierías, …
Abordamos procesos que les permitan identificar las prioridades a futuro. Me doy cuenta de que los mensajes que se lanzan de internacionalización, innovación, cooperación, etc. no calan. Es como una lluvia que no moja, que no conecta con su realidad.
Solamente somos capaces de visualizar la necesidad de diversificar los clientes, de entrar en proyectos o equipamientos diferentes, de no hacer las cosas igual, etc.
A veces también somos conscientes de la conveniencia de no ir en soledad y se provocan oportunidades de trabajar con otros.
Pero, es desde el acercamiento a su realidad y su interpretación, desde el pararse, desde la reflexión.
Y no consecuencia del efecto de mensajes lanzados para otros …..