En dos empresas ha aflorado la posibilidad de poner en marcha una nueva actividad.
En un caso, se trata de abordar el desarrollo de una nueva actividad en el sector de los servicios sociales. En el otro, una empresa industrial se plantea la conveniencia de realizar un salto tecnológico en una gama de productos a la que se ha dado poca prioridad en los últimos 15 años.
Una iniciativa nace directamente de la gerencia, la otra de una dirección.
En ambos casos se está contrastando con diversas personas la idoneidad de dedicar tiempo a avanzar en la idea. Estos es, no se plantea invertir nada más que algo de tiempo para tener una visión más concreta del interés y lo que supondría.
En un caso la idea lleva rondando diferentes mesas un par de semanas, en el otro ya más de dos meses.