El enriquecimiento del trabajo de cada persona demanda una combinación de papeles dentro de la organización.
Así, una constante que demanda la mayor dedicación de tiempo, es la ocupación en la rutina, en lo cotidiano, en lo ajustado a los procesos definidos, etc. En cierta forma, implica repetición al margen de las incidencias que el día a día puede generar. Es el ámbito de lo individual y de las relaciones con las personas próximas con las que se comparte una intención, más o menos amplia (la operativa de una parte concreta o la gestión más completa de un proceso).
Este mismo ámbito de gestión posibilita una primera salida de lo cotidiano si es capaz de generar conexiones entre diferentes que permitan abordar lo nuevo (nuevos clientes, nuevos productos, etc.) o la mejora de lo existente (incidencias, reclamaciones, procesos, etc.). Sin embargo, se mantiene en el mismo espacio estructural, genera conexiones entre similares y refuerza el sentido de la diferencia con el resto.
Sin embargo, generar conexiones en el conjunto de la organización demanda encontrar proyectos que superen un espacio concreto de responsabilidad, por muy amplio que sea, y relacione a personas de la organización entre sí, superando sus estructuras referenciales. Cuestiones como el debate sobre los valores del conjunto, el desarrollo de innovaciones fuera de los límites de cada espacio o las políticas de trabajo compartidas pueden ser temáticas que generen oportunidades para conectar.