Adicionalmente a las estructuras, existe otro vector fundamental en el despliegue de la organización. Así, las dinámicas de trabajo son un elemento nuclear del sistema.
Como marco general, en cualquier organización existen una serie de intenciones que deben conducir el modelo de funcionamiento que se desea entre las personas de la organización. Su práctica es un potente generador de cultura.
Por ello, se debe explicitar, o al menos ser conscientes, si se desea profundizar en la comunicación entre las personas, en el acceso de la información, en la búsqueda de implicación en el proyecto, en los modelos decisionales, etc.
Estas referencias darán como consecuencia el impulso de formas de trabajo que las desplieguen de una forma consustancial con el desarrollo de la actividad. Así, la forma de planificar, más allá de los instrumentos que se utilicen, puede resultar una tarea individual o una excelente forma de decidir y comunicarse. Igualmente, la generación de un nuevo producto puede resultar un trabajo de un departamento o una iniciativa compartida por diferentes. Asimismo, la información puede desplegarse de modo intensivo a lo largo de la estructura o por el contrario puedes tratarse como un elemento de poder de uso exclusivo.
La intención de estas dinámicas, y su puesta en marcha, es una cuestión adicional a las formas organizativas que se adopten.