Una constante que ha presidido muchas conversaciones en relación al modelo de estructuración de las organizaciones ha sido el impulso de la idea de lo horizontal enfrentado a lo vertical.
Lo horizontal como invocación de la igualdad de las personas en la toma de decisiones, en el ejercicio de la responsabilidad, en la distribución del poder, etc.
Lo vertical entendido como la jerarquía, la concentración de toma de decisiones, responsabilidad y poder en pocas personas.
¿Y si lo interesante fuera la intersección: la creación de las posibilidades de que ambas puedan estar presentes en la dinámica de una organización?