Confiar en que el emprendizaje pueda ser una fuente de empleo en el plazo de los próximos cinco años es confiar en demasía en el carácter innovador de las actividades que se desarrollen. Solamente un grado de innovación extraordinario que permita la captación rápida de una demanda de volumen podrá dar lugar a una generación de empleo sustancial.
Mientras que las actividades que afronten los emprendores sean de carácter maduro, y supongan mejoras mínimas respecto a las ofertas existentes, podrán a lo sumo generar empleo individual, y no siempre suficientemente remunerado como para desarrollar un proyecto individual de vida.
Por ello, no sería correcto plantear que va a constituir una vía consistente de avance en el empleo.
Sin embargo, su fomento debe ser un eje prioritario de la acción institucional por lo que tiene de concepción cultural, de activar una forma de entender el papel de las personas, de tratar con el riesgo, etc.
Además, al depender las posibilidades de desarrollar una actividad con un grado de innovación superior del número total de experiencias que se desarrollen, cuantas más se planteen más probabilidades habrá de que surjan, ¿no?
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