Escucho a personas directivas de empresas que las nuevas generaciones que se incorporan al trabajo en sus organizaciones tienen unas motivaciones desconocidas para ellas. Que no entienden lo que aspiran en el trabajo y que las cosas han cambiado.
Lo manifiestan con cierta preocupación y al mismo tiempo desde un sentimiento de que les gustaría entender sus aspiraciones.
Pero al mismo tiempo, lo hacen desde su aproximación a cómo las cosas eran antes y de su comparación. Y no hay posibilidad de comparar, son diferentes y tratar de entenderlas implica crear nuevas referencias, no sustentar los juicios desde lo vivido. Una mera cuestión de edad.