A veces parece que se producen ciclos de siete años.
Fue entonces, en 2015, cuando creé Dinamikak. En aquel momento, tras una etapa de catorce años en Hobest, decidí desarrollar un proyecto personal.
Para ello debía, no en mucho tiempo, generar un modelo jurídico, una estructura capaz de darme soporte así como un nombre y logotipo. Todo aquello se hizo.
Recientemente, me planteé cambiar el logotipo de Dinamikak que me ha acompañado desde mis inicios.
Más bien la relación con Alberto Contreras, Director de Arte, me impulsó a hacerlo.
Alberto ha desarrollado su trabajo creativo en diferentes ámbitos y la vida nos puso enfrente. Con él comencé a valorar esta posibilidad y decidimos abordar un proyecto conjunto que fuera más allá del logo, que significara algo más.
El proceso creativo, que inicialmente iba a ser un rediseño del logo inicial, desembocó en la idea del vuelo de los estorninos al comienzo de la época invernal como referencia de la dinámica de las organizaciones. ¿Y cómo vuelan los estorninos? Nada como un ejemplo visual.
La razón de que las bandadas de estorninos se comporten así no es un capricho sino su propia supervivencia. Para ello, las formaciones en las que vuelan no siguen una dirección constante, sino que realizan bruscos giros, cambios de orientación, se ahuecan por un lado u otro y se reagrupan inesperadamente.
¿Y cómo consiguen hacerlo? Uno de los factores que emplean estas aves es la comunicación en pleno vuelo. Y además, siempre tienden a seguir las siluetas oscuras de sus compañeros y evitan las zonas con claros por donde ven luz.
La comunicación y la referencia de los otros son las bases que les permite ser flexibles.
Por todo ello, el nuevo logo es como es.