Los otros.
Después de unos meses de reflexión en torno a la conveniencia de cambio en la estructura organizativa y la dinámica de funcionamiento de un importante grupo industrial, nos encontramos unas 40 personas en el debate de las conclusiones. Todas ellas han participado, con más o menos intensidad, en su construcción. Una de ellas comenta: «la duda que tengo es si todas las personas querrán afrontar el cambio tan profundo que supone«.
La respuesta: «todas no, y las que quieran desplegarlo lo harán con diferente intensidad, seguro«.
Ante lo que no existe, cada cual toma una posición a partir de su realidad y de sus expectativas, todo ello condicionado claro está, por su forma de ser.
Pero, en cualquier caso, ¿no es más interesante que cuando hablemos lo hagamos planteando nuestra visión personal y no opinando a partir de lo que pensamos que pensarán otros?
En este caso, la respuesta podría haber sido: «pero tú, ¿quieres afrontar este cambio?»
Complejo panorama este de igualar deseos. Porque, claro, solo los pintores suelen igualar las paredes para que todo quede bien liso. Con personas, no sirve 🙂