«Todo lo dicho es siempre dicho por alguien», Humberto Maturana.
Cuando la empresa, la dirección, el sindicato o el club dice, no se oye. No pueden decir nada.
Las personas son las únicas que pueden decir.
Por tanto, esos entes a los que les dotamos de significado (y de vida) no se pronuncian.
Detrás de esos pronunciamientos estás la personas a las que se les ha otorgado (o han cogido) un poder para que, hablando ellas, hable la entidad.
Son por tanto, sus ideas, sus creencias, sus declaraciones. No las de la empresa, la dirección, el sindicato o el club.