Consigo reconocer tres capas con identidad diferenciada en la estructura de toda organización.
La persona como hecho individual, variada y evolutiva.
El equipo, el conjunto que posibilita el desarrollo de un «algo» más completo que lo que cada integrante es capaz de desplegar.
La organización como envolvente de equipos y personas, con significado diferencial, y que no es nada sin ellos y sus interacciones.
Y la pregunta que surge es ¿es lo mismo por dónde comenzar a cambiar las dinámicas: desde el ámbito personal, desde el funcionamiento de los equipos o desde la visión de la organización?
Yo tengo mi propia respuesta a la pregunta.